lunes, 7 de junio de 2010

Óscar en Bolivia

Mi nombre es Óscar y soy el técnico de Juventud y Cultura de los Ayuntamientos de Taramundi y Santa Eulalia de Oscos, desde el año 2002.
Mi trabajo con Asociaciones me ha permitido conocer diversas Entidades del ámbito social y fruto de ese acercamiento, en 2007 tuve la oportunidad de participar en un proyecto de Cooperación (Cojutepeque - El Salvador).

Esta fue una experiencia muy intensa y satisfactoria, que siempre ha permanecido en mi recuerdo de manera imborrable; por ello cuando me propusieron volver de nuevo (en este caso a sudamérica), me animé inmediatamente a colaborar con estos proyectos sociales.

He de agradecer a los Ayuntamientos de Taramundi, Santa Eulalia de Oscos y Villanueva, las facilidades que me dieron a la hora de solicitar una excedencia; pues uno de los requisitos para participar de esta experiencia, era comprometerse durante un año con los proyectos en los que se iba a colaborar.

Entre los posibles destinos que se barajaron, finalmente fructificó El Alto (Bolivia), una zona urbana situada en pleno altiplano (por encima de los 4.000 m.), y donde se concentra,uno de los más importantes focos de pobreza de toda Bolivia; pues su cercanía a la capital política del país (La Paz), hace que mucha población indígena (fundamentalmente de etnia aymara), emigre desde el rudo campo andino a la ciudad, en busca de mejores perspectivas; pero la realidad que se encuentran es bastante diferente a la esperada: bajos salarios o ausencia de trabajo, escasas posibilidades de promoción, asentamientos precarios tanto legalmente como por la carencia de servicios básicos…

En este contexto trabaja la Fundación Sembrando Esperanza (FUNDASE), con la cual estoy colaborando durante el presente 2010.

La Fundación desarrolla diversos proyectos relacionados con la Educación Infantil, Educación Especial, el trabajo con jóvenes en riesgo de exclusión, gestiona un Centro de Salud y finalmente trabaja temas de desarrollo local a través de FOCAPACI (Centro de Formación y Capacitación para la Participación Ciudadana), que es la Entidad con la que yo realizo mi labor diaria.

Al llegar a Bolivia roté por diferentes puestos y eso unido al hecho de enfrentarme a una realidad diferente, hizo que en cierto sentido durante un tiempo no encontrara totalmente mi sitio.

El destino me hizo conocer de primera mano los proyectos de Agricultura Urbana, que desde hacía varios años se desarrollaban en varios de los barrios más humildes de El Alto y finalmente allí encontré una oportunidad de aportar lo mejor de mí, hacia los demás.

Resulta evidente que todos los proyectos tienen su importancia y su interés, pero imagino que el hecho de venir de una zona rural, tener relación directa con la gente y trabajar zonas realmente desfavorecidas, me motivo a aprender rápido y tratar de poner un granito de arena, en este mar de dificultades.

En compañía de Wilfredo Blanco (el ingeniero con el que comparto el entusiasmo, por los programas de Agricultura Urbana), comencé a visitar y hacer el seguimiento a los diferentes proyectos ya en marcha.



Por desgracia y a pesar de una labor reconocida por los resultados (que inciden sobre los núcleos y familias más pobres), este año apenas existe financiación para estos temas, lo cual resultaba desalentador (para aquellos que vemos o vivimos esa realidad a diario). Constantemente veíamos incorporarse a los grupos ya creados (y constituidos en Asociación), a nuevas personas que comparten humildad y ganas por aprender y salir del “hoyo” en el que viven.

Todo ello hacía que día a día, tanto yo como Willy, pensáramos en como poder aportar no sólo palabras, sino también acciones, a esta dura realidad; que abriera alguna nueva oportunidad a estas familias, a la espera de que la Alcaldía de El Alto se implique seriamente y también de que el fin de la crisis mundial, posibilite la llegada de más Ayudas al Desarrollo.

Durante un tiempo nos planteamos la posibilidad de introducir el cultivo de setas en invernaderos (utilizados fundamentalmente para el autoconsumo); pues fruto de anteriores Proyectos de Cooperación, una parte de los grupos con los que trabajamos, disponen de este elemento, casi imprescindible para el desarrollo de la agricultura; teniendo en cuenta que está se desarrolla por encima de los 4.000 metros y las temperaturas nocturnas bajan ampliamente de los 0 º durante el invierno.

Finalmente la observación (durante las visitas de seguimiento a los grupos), dió la respuesta a nuestra búsqueda en pro de introducir nuevos cultivos y con ello tratar de generar tanto mejoras económicas, como de las condiciones de vida en estos barrios.

Hemos visto como en las carpas solares existe un espacio sin utilizar (correspondiente a los techos y las paredes), así como éstos podrían ser fácilmente aprovechados, mediante la instalación de estanterías y el cultivo en macetas (reciclando envases plásticos).

Por otro lado, también comprobamos la existencia en pequeña escala de plantines de fresa y la buena calidad de éstas.

Un pequeño análisis del mercado local, nos mostró resultados esperanzadores respecto a viabilidad de su venta (tanto por la demanda, como por el precio); solo había un pequeño escollo, el elevado precio de las plantas de fresa (teniendo en cuenta los reducidos recursos de estas familias).

De aquí surge la idea para desarrollar este proyecto y paralelamente la campaña de ayuda que desde el Ayuntamiento de Taramundi se está realizando.

Queremos construir un invernadero que sirva de vivero, para reproducir plantines de fresa, con vistas a capacitar a las personas con las que trabajamos en la periferia de El Alto y posteriormente cederles a un coste simbólico, un número de plantas suficiente para que puedan iniciar la producción y comercializar fresas, generando así unos recursos extras en la unidad familiar, de una manera autónoma y sostenible.

Los datos previos nos hacen ser muy optimistas respecto a los resultados a alcanzar y la relación coste – riesgo, nos animó a poner en marcha esta idea.

Actualmente estamos comenzando la construcción del vivero y en función de las ayudas recibidas iremos avanzando en la consecución del objetivo mencionado y si las expectativas se ven superadas, podremos incluso alcanzar nuevas metas. Todas tienen un principio común que es la solidaridad y un fin último, que es el autodesarrollo humano.

Con la ayuda de todos y todas, podremos avanzar y sentirnos partícipes de este importante cambio, para muchas personas que en la actualidad lo necesitan y están luchando por tener esa oportunidad.

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